A raíz del incidente de las Abejas Africanizadas en 1957, los gobiernos del continente americano, movilizaron su personal técnico y presupuestaron grandes partidas, destinadas a frenar el avance en un principio y a suavizar el carácter del cruce genético africanizado, tiempo después.
En el caso de Colombia, la apicultura ha estado bastante olvidada por el Estado y existen tan sólo algunos modestos y tímidos créditos, sin los tiempos necesarios ni los intereses justos; sin que hayan políticas agresivas de fomento, legislación definida, ni mucho menos subsidios o estímulos que permitan una competencia internacional o al menos una sólida cobertura nacional.
Hablando del Quindío, la Apicultura decayó desde la década del 80, cuando las únicas entidades que apoyaban la actividad: el Comité Departamental de Cafeteros, ACOPI, PROEXPO y el SENA; aflojaron en su programa y dejaron a la deriva a los apicultores de entonces.
Hoy, después de mucho tiempo, y gracias al ejemplo Argentino, a las tendencias naturistas, a la campaña anti sacarosa y a los movimientos del mercado mundial; la Apicultura ha vuelto a tomar enorme fuerza.
El tiempo de la Post Africanizada, vuelve a ser casi normal y gracias al trabajo de algunos apicultores, regresan “las Carniolas, las Caucasianas, y las Italianas”, entre otras; para cruzar la nueva raza, crecer de nuevo nuestro potencial apícola y poder llegar así a los mercados internacionales dentro de muy poco tiempo; no sin antes satisfacer nuestra demanda nacional.
La abeja africanizada, actual reina de los territorios de la América del Sur, de la América Central y de gran parte de la América del Norte, ha demostrado que no genera sólo angustia y peligro y que con buenas prácticas de manejo, investigación apícola, nuevos diseños de los apiarios y reubicación de los mismos; es sin duda una nueva herramienta de desarrollo económico, ecológico y social.
Hace falta tan solo, el apoyo directo del Estado Colombiano; apoyo representado en Crédito de Fomento, Capacitación y Entrega de Tierras para la actividad, pero sin dejar de lado el Fondo Nacional de Garantías Agropecuarias, para garantizar así el desembolso inmediato y la inversión rápida.
La actividad sin embargo, exige trabajo coordinado entre el Estado, las Asociaciones Apícolas y Bancarias, además con descentralización, acción Regional y Municipal, y ante todo, continuidad en el programa, con el fin de lograr calidad, cantidad e imagen.
La Apicultura significa tal vez el sistema más sencillo de desarrollo socio económico de una comunidad; puesto que ofrece dentro de su estructura, logros tan importantes como creación de puestos de trabajo, productos naturales, productos agroindustriales, generación de divisas, acción ecológica, alimentación sana, soluciones medicinales y sinergia agrícola.
Ante el panorama formado por los mencionados logros, bien vale la pena un total e irrestricto apoyo tanto del Estado Colombiano como de las distintas ONGs internacionales, que en una u otra forma, apoyan las actividades tendientes al mejoramiento del planeta y de sus habitantes.
Afortunadamente, se han creado las Cadenas productivas para las abejas y la apicultura, con la asesoría y el apoyo del Ministerio de Agricultura, las cuales vienen desarrollando un lento pero seguro trabajo, con una proyección a cuatro o cinco años, de gran augurio para la agricultura colombiana.
Hace falta sin embargo, la total y decidida vinculación del sector productivo agropecuario, al desarrollo de la apicultura; de la cual dependen directamente, no sólo la supervivencia del agro, sino también la rentable productividad de las cosechas.
Prestar terrenos, financiar colmenas, pagar capacitación, presupuestar publicaciones, invertir en la participación nacional e internacional en eventos apícolas: sería la mejor inversión a corto plazo, del sector agrícola colombiano.
En el caso de Colombia, la apicultura ha estado bastante olvidada por el Estado y existen tan sólo algunos modestos y tímidos créditos, sin los tiempos necesarios ni los intereses justos; sin que hayan políticas agresivas de fomento, legislación definida, ni mucho menos subsidios o estímulos que permitan una competencia internacional o al menos una sólida cobertura nacional.
Hablando del Quindío, la Apicultura decayó desde la década del 80, cuando las únicas entidades que apoyaban la actividad: el Comité Departamental de Cafeteros, ACOPI, PROEXPO y el SENA; aflojaron en su programa y dejaron a la deriva a los apicultores de entonces.
Hoy, después de mucho tiempo, y gracias al ejemplo Argentino, a las tendencias naturistas, a la campaña anti sacarosa y a los movimientos del mercado mundial; la Apicultura ha vuelto a tomar enorme fuerza.
El tiempo de la Post Africanizada, vuelve a ser casi normal y gracias al trabajo de algunos apicultores, regresan “las Carniolas, las Caucasianas, y las Italianas”, entre otras; para cruzar la nueva raza, crecer de nuevo nuestro potencial apícola y poder llegar así a los mercados internacionales dentro de muy poco tiempo; no sin antes satisfacer nuestra demanda nacional.
La abeja africanizada, actual reina de los territorios de la América del Sur, de la América Central y de gran parte de la América del Norte, ha demostrado que no genera sólo angustia y peligro y que con buenas prácticas de manejo, investigación apícola, nuevos diseños de los apiarios y reubicación de los mismos; es sin duda una nueva herramienta de desarrollo económico, ecológico y social.
Hace falta tan solo, el apoyo directo del Estado Colombiano; apoyo representado en Crédito de Fomento, Capacitación y Entrega de Tierras para la actividad, pero sin dejar de lado el Fondo Nacional de Garantías Agropecuarias, para garantizar así el desembolso inmediato y la inversión rápida.
La actividad sin embargo, exige trabajo coordinado entre el Estado, las Asociaciones Apícolas y Bancarias, además con descentralización, acción Regional y Municipal, y ante todo, continuidad en el programa, con el fin de lograr calidad, cantidad e imagen.
La Apicultura significa tal vez el sistema más sencillo de desarrollo socio económico de una comunidad; puesto que ofrece dentro de su estructura, logros tan importantes como creación de puestos de trabajo, productos naturales, productos agroindustriales, generación de divisas, acción ecológica, alimentación sana, soluciones medicinales y sinergia agrícola.
Ante el panorama formado por los mencionados logros, bien vale la pena un total e irrestricto apoyo tanto del Estado Colombiano como de las distintas ONGs internacionales, que en una u otra forma, apoyan las actividades tendientes al mejoramiento del planeta y de sus habitantes.
Afortunadamente, se han creado las Cadenas productivas para las abejas y la apicultura, con la asesoría y el apoyo del Ministerio de Agricultura, las cuales vienen desarrollando un lento pero seguro trabajo, con una proyección a cuatro o cinco años, de gran augurio para la agricultura colombiana.
Hace falta sin embargo, la total y decidida vinculación del sector productivo agropecuario, al desarrollo de la apicultura; de la cual dependen directamente, no sólo la supervivencia del agro, sino también la rentable productividad de las cosechas.
Prestar terrenos, financiar colmenas, pagar capacitación, presupuestar publicaciones, invertir en la participación nacional e internacional en eventos apícolas: sería la mejor inversión a corto plazo, del sector agrícola colombiano.
trabaje algunos años en apicultura en colombia sobre unos siete años y aun tengo algunas colmenas q me lleva mi herman, he tenido la opurtunidad de trabajar en españa con lo mismo y queda uno anonadado al ver la ayuda y el apoyo q ofrecen estos gobiernos al sector de la apicultura.Ademas de comodos creditos muy buenas subvenciones apesar de tantos inconvenientes climatologicos.
ResponderEliminarCOLOMBIA NUESTRO PAIS LO Q NESECITA ES UN BUEN PRESIDENTE Q APOYE Y ESTIMULE EL TRABAJO EN EL AGRO TENEMOS TODOS LOS RECURSOS."LO Q PASA ES Q UNOS TRES DE CORBATA QUIEREN QUEDARSEN CON TODO EMPESANDO POR EL PRESIDENTE ACTUAL.Q TRISTEZA.